Opinión.
Por Jonathan Alexander Achig P.
Elecciones 2017. Ahora todo es responsabilidad de la ciudadanía.

Las candidaturas ya han sido expuestas. Dentro de
las figuras representativas; lo que ha
causado mayor malestar en la ciudadanía reflejado en las redes sociales y
calles es el aparecimiento de personajes
de la farándula ecuatoriana.
El hecho de que exista un descontento social es muy
relevante, pues sin duda la gente está cansada que existan politiqueros que siguen
empobreciendo al debate y la generación de propuestas viables para la mayoría
social; sin embargo, se esperará que las mismas personas que critican sean
conscientes de su participación y trasciendan más allá de lo que se dice en
redes sociales o en los medios de comunicación investigando exhaustivamente a
las diversas candidaturas y partidos políticos.
A propósito de propuestas y en ello es menester
recalcar lo que mencionó el Presidente de la República en Twitter; “Si tu
candidato no habla de educación cambia de candidato“. He ahí la responsabilidad
del votante en ser críticos y exigir a todxs los candidatxs que muestren sus
propuestas en cuanto a cómo se va a manejar la economía, educación, cultura,
etc., pues es hora de dar dignidad a la política ecuatoriana.
Dar dignidad a la política ecuatoriana implica en no
caer en el juego de la politiquería que pretende convertir a las elecciones en
un show mediático; dejando de lado a lo que verdaderamente importa que son las
diversas propuestas, planteamientos y planes de gobierno.
Dar dignidad a la política implica en no caer en el
juego de los demagogos del pasado, que ahora se presentan como salvadores
legítimos de la patria; pero, la historia los recuerda que fueron responsables
de la tragedia del país en el siglo XX e inicios del siglo XXI.
Dar dignidad a la política implicará en que el
electorado no caiga en el juego de los
demagogos con sus discursos camuflados; como: “A todos los bachilleres se les
entregará una Tablet”; “Los domingos el pueblo ecuatoriano será libre de tomarse
una cerveza”; “Quitaremos los impuestos”, sin un mínimo análisis de a quien beneficiará
dichas políticas. El rol de la ciudadanía será: investigar, analizar, reflexionar; las diversas propuestas
expuestas y considerar si las mismas beneficiarán a la mayoría o a un minúsculo
grupo.
Dar dignidad a la política implicará en exigir a los
diversos candidatos que hagan respetar
las instituciones del Estado, pues es un bien público y pertenecen a cada uno
de los ciudadanos; ello se traduce en exigir a que se despoje a los mediocres,
faranduleros, ineficientes, oportunistas, corruptos que desprestigian la
dignidad de las instituciones.
Los resultados dependerán del sentido crítico de la
ciudadanía que debe ser consciente de la historia y las propuestas
establecidas. Ahora el futuro depende de nosotrxs, y en las urnas se dará la
última palabra.