sábado, 24 de junio de 2017

Hombres en peligro de extinción

Por Marisol Bowen 
Escritora y cantautora 

Según la más reciente estadística, el 49.6 % de habitantes del planeta somos mujeres, en tanto que el 50.4% son hombres; dejando con esto de lado el mito machista, que aseguraba que las mujeres éramos mayoría y cada hombre merecía 3 mujeres ¡como mínimo! Con esto ya pueden bajarse de esa nube señores.
Fotografía tomada de
http://ecoinventos.com/hombres-peligro-extincion/
Sin embargo, las mujeres seguimos como Bambi huyendo de los cazadores, de los depredadores rapaces y perfumados, quienes se han incrementado con el furor de las redes sociales, donde sin duda encontraron ¡el camuflaje perfecto!
Con la llegada de las redes sociales, se fueron los hombres de verdad y llegó un nuevo espécimen raro de la fauna masculina, los galanes de teclado, los “adonis” que le quitaron al Photoshop y al filtro, la exclusividad femenina. Los anónimos Romeos de barrio, los aprendices de intelectual con Wikipedia y los poetas remedos de Neruda con Google.
Esos caballeros del zodiaco, héroes de caricatura, que irrumpen nuestro espacio con mensajes internos como “mami”, “mamacita”, “cosa rica”, mujerón”, “mujer bella”, etc. Palabras básicas de cajón barato, que derriten a muchas y donde empiezan algunas historias de amor de internet.
No digo que sea una regla el fracaso, con este mecanismo, de hecho, hay amores que nacieron en las redes sociales; la pregunta es ¿cuántos?; de ahí que me resulte inevitable compáralos con la lotería, en el mejor de los casos. La cuestión es ¿qué tan fácil se la ponemos o nos ponemos como mujeres?; accedemos sin exigir mayor esfuerzo, nos abrimos como una flor muerta de sed ¡ante una lluvia de nada!, y nos damos a quien finalmente no conocemos. Somos defraudadas a voluntad y lo hacemos absurdamente contentas.
Esa es la razón por la que ya no nos envían flores a la casa u oficina; esa sorpresa perfumada de romance, se cambió por las fotos y los Gifs. Ya no nos escriben cartas de amor, ahora nos envían mensajes de texto, correos electrónicos y letras fofas por Messenger. Ya no nos invitan a un café, aquel flirteo aromático fue ocupado por fotitos en un mensaje mañanero. Ya no nos invitan a cenar a la luz de las velas, donde charlar marcaba la oportunidad de conocerse y reír hasta enamorarse, eso fue suplantado por el chat; y que decir de las serenatas a media noche, esas con guitarras o mariachis, las que nos sacaban de un brinco de la cama, nos provocaba taquicardia de emoción, nos hacían volar a perfumarnos para correr a toda velocidad 200 metros lisos - al mejor estilo del corredor mundial Usai Bolt - ¡para regalarle un beso!; se fueron, se esfumaron. Ahora nos dedican canciones con un link de YouTube.
Hasta el matrimonio, profundo compromiso espiritual y para siempre, fue criminalmente borrado del mapa de la conquista; ya no hay padre, misa, iglesia, vestido, fiesta, invitados ni luna de miel – ésta es opcional - desde que Facebook les regaló la opción de “casarse” con un Clic.
Las redes sociales suplantaron incluso al amigo cómplice del caballero, el recadero, el enganchador; para darle paso al anónimo macho pecho peludo que la consigue solo. Sin duda es más fácil, en un mundo virtual donde si algo le molesta, el galanteo no le funciona o para eliminar las pruebas del delito, solo necesita dos opciones que ya tiene como poder absoluto, “Eliminar conversación” y “Bloqueo”.
Es así que llega el nuevo galán a movernos el piso virtual del absurdo. Si analizamos el contexto de este romance moderno, todo gira en una espiral brutalmente conveniente, no para la mujer incauta, que ya no se deslumbra con la luz de la luna, porque hoy se encandila con la luz de la pantalla de su computadora y del celular; sino para ese “caballero” anónimo de dudosa procedencia, quien nos conquista, envía flores, cartas, café, cena, velas y serenatas, con solo pagar puntual ¡el internet de su casa!
Un ahorro significativo para cualquier galán de medio pelo, quien muchas veces tiene una familia y “un hogar feliz”, pero que en las redes sociales es un Gigoló en acción, un Playboy “ahorrativo” que sin gastar un solo centavo, consigue lo que se propone.
Sin embargo, aunque este artículo no es para nada feminista – lo juro por los hombres – es necesario enfatizar, que la culpa no es de la estaca, sino de la rana que se ensarta; en ese contexto, la culpa no es del todo de ellos, - me explico - si este mecanismo de romance burdo, no surtiera efecto, las redes sociales no nos fascinarían; porque indudablemente, aunque fueron creadas para “buscar amigos”, amigos es lo que menos encontramos. El efecto colateral de nuestra condición aun indefensa de mujer, a la que, dicho sea de paso, muchas le suman la estupidez; porque muchas sucumbimos a un espejismo masculino, a una foto sin corroborar y a una información de perfil en la que creemos, sin aplicar el más elemental análisis.
El amor tiene letras, pero no siempre son de teclado, el amor tiene forma, pero no siempre en fotos; con este mecanismo romántico virtual, que proponen las redes sociales, hay sin duda más billeteras masculinas llenas, ¡pero más mujeres vacías!
De cualquier manera, nuestra idiosincrasia no ha madurado ni ha vencido el patriarcado, el machismo sigue invicto ante todas las batallas feministas; somos asediadas, perseguidas, hostigadas y mal interpretadas; para muestra un botón, el hombre puede montar una foto sin camisa y le llueven los likes femeninos, pero si nosotras mostramos en una foto la espalda o las piernas, somos objeto de las más atroces palabras, las que van desde el piropo más vulgar, hasta la misma condena hipócrita y machista, ¡disfrazada de pudor!.
Pero esa es otra historia, esa no la hacemos nosotras sino la sociedad en la que existimos, porque vivir en ella como mujeres, no hemos podido todavía.
En este artículo no pretendo meter el dedo en la llaga, sino hurgar ¡hasta que sangre la herida!; así que lo lamento por las susceptibilidades heridas, pero no hay otra forma para analizar al hombre facilista de las redes sociales, el Romeo incomprendido que juega a todo y a nada, los que involucionaron y nos robaron, sin darnos cuenta, el preámbulo del amor más elemental.
Los que suplantaron a los verdaderos hombres, esos que, si batallan por ganarse un beso, los que hacen fuego del romance, los que ciertamente enamoran, los de verdad; los que le hacen honor al caballero al abrirnos la puerta del carro y al separarnos la silla de la mesa, los que nos invitan a cenar, a un café y nos envían flores que se pueden tocar; los que hacen una llamada para despertarnos en la mañana, los que nos envían un mensaje ciertamente halagador. Los que son fáciles de detectar por como escriben y por su inmediata respuesta, los que no necesitan de Google o Wikipedia, porque la vida ya les enseñó bastante. Esos que habitan aun en algún lugar cada vez más recóndito del mundo, los que no siempre están en las redes sociales, porque están en la vida real ¡buscando mujeres de verdad!

Esos que ya dejamos de necesitar, los que ya dejamos de extrañar, los que, por la desidia femenina y la mentira masculina, ¡hoy están en peligro de extinción!

jueves, 8 de junio de 2017

EL PODEROSO TWITTER DE RAFAEL CORREA

Por Marisol Bowen
Escritora y cantautora 

A falta de los recordados enlaces ciudadanos con los que el país recibía una cátedra gratuita de economía, historia, derechos, justicia y verdad cada sábado; Rafael Correa sigue desmontando mentiras e informándole a su pueblo a través de su cuenta de Twitter, la que tiene más de 3 millones de seguidores; casi la cuarta parte de los habitantes del país.
En esta red social, Jean Cano, periodista de la desaparecida revista opositora Vanguardia, haciendo referencia al artículo de Rafael Correa en diario El Telégrafo, escribió “Los medios de propaganda pasan síndrome de abstinencia… Ahí nuestros impuestos”. Es decir, Rafael Correa como ciudadano no tiene derecho de escribir un artículo en un medio público.
Comentario al que Rafael Correa respondió por el mismo medio “Me dice dónde le devuelvo los pocos impuestos que ha pagado”, y adjuntó las cifras que Jean Canon ha pagado de impuestos desde el 2003 hasta el 2016.
Para variar, "si el opositor lanza la piedra es libertad, pero si el revolucionario se la devuelve es agresión", ¡absurdos de la doble moral!
De ahí que hayan salido al típico pataleo como cucarachas con baygón, los bien identificados periodistas de oposición y de Fundamedios – que es lo mismo- y otros menjurjes vivientes, asegurando que "la privacidad está bajo amenaza" y con ese absurdo reportaron y pidieron reportar la cuenta de Twitter de Rafael Correa. Como siempre si no pelean en gavilla no son tan ellos.
Respecto a la publicación de Rafael Correa y a la terrible información proporcionada -por cierta será- que provocó el reporte descabellado de su cuenta en Twitter, es menester aclarar el panorama, ya que se ha pintado esta situación como “amenaza”, lo que implicaría ser “ilegal”. Pues no es así; ya que, gracias a las políticas de transparencia, instauradas en su Gobierno, la información del pago de impuestos de cada ciudadano, que se encuentra en la página web del SRI (Servicio de Rentas Internas), es de carácter público; acceder a esta información no viola derecho alguno. Salvo que la misma sea sesgada maliciosamente, lo que no ha ocurrido. Es decir, Rafael Correa ¡solo hizo público lo que ya es público!
¿Dónde está la amenaza?, que la verdad hiera la susceptibilidad de la doble moral, no es problema suyo.
Pedir, solicitar, exigir o denunciar para que Rafael Correa elimine su cuenta de Twitter y no se pronuncie, no opine, no escriba, no esto y no lo otro, es algo que pueden hacer, como tantas torpezas que se ven en las redes sociales; pero de ahí a ser escuchados, violentaría sus derechos constitucionales.
Al margen que haya sido un Presidente insustituible que cambió la historia de la Patria, ser el político más influyente con más poder comunicacional y con más seguidores en las redes sociales en todo el país; es un ciudadano con los mismos derechos que cualquier otro. Pretender amarrar sus dedos, callar su voz y engrillar su pensamiento, es simplemente inadmisible. Su libertad a expresarse está protegida al igual que la de todos -incluidos los instigadores - por una misma Constitución, la de la República del Ecuador; así como por el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Un cumplimiento que constituye obligación internacional, a lo que Twitter está sujeto, por ser un derecho consagrado mundialmente.
Antes que salga algún iluminado a decir que “Rafael Correa violó la libertad de expresión de los periodistas de oposición”, es necesario entender que la libertad de expresión no debe ser confundida con libertad de agresión, son dos cosas distintas, la una es un derecho y la otra es un abuso.
Un ejemplo de libertad de agresión, que si justificaría el silencio que la oposición pide, es lo que hemos visto por parte de esa misma oposición durante 10 años, me explico; la mayoría de medios de comunicación y los políticos de derecha han hecho uso de esa libertad a diestra y siniestra. En las últimas elecciones presidenciales dieron como ganador al perdedor, lo que provocó conflictos, desmanes, destrucción del bien público, heridos, etc. Ese es un claro ejemplo de la libertad de agresión, sin contar las innumerables ocasiones en las que se ha tildado de corruptos a funcionarios y personas sin pruebas, ni la sentencia ejecutoriada de un juez que así lo determine, como la ley lo indica. Algo con lo que Rafael Correa ha tenido que lidiar hasta la fecha.
Las Leyes establecidas en la constitución del 2008 y la Ley de Comunicación, proporcionaron un cambio histórico en las libertades justas como necesarias de los medios de comunicación, un camino marcado para la información correcta que no es otra cosa que la verdad publica, que no llegó con el retorno a la democracia en 1979, pero que al fin llegó con la Revolución Ciudadana para una patria que había sido dominada por las ¡puñaladas de tinta!
Leyes que fueron moldeando de alguna manera y a fuerza de juicios legales, muchas veces, a los medios de comunicación, quienes salieron en defensa no de la libertad de expresión, sino de sus propias "libertades"; para lo que en vano opusieron resistencia a una ley que coartaba el abuso más no la libertad de expresión como tal, y que los llevó a tildar al Presidente de “intolerante”, cuando es humano tolerar la verdad porque es verdad aunque hiera, pero jamás la mentira como mentira aunque no mate. Algo que no aprendieron los más avezados sicarios de tinta, ni con el perdón que Rafael Correa les regaló.
Ahora esos mismos, a modo de venganza - algo así como un mal vecino enojado por sus justos reclamos, espera que usted salga de casa para envenenar a su perro - hoy pretenden soslayar los derechos de Rafael Correa a expresar su pensamiento en un espacio en el que no pueden competir con el recordado mandatario, las redes sociales.
Muy seguramente, un gobierno que ha dado inicio con un particular “manos extendidas”, sea mal entendido, y se haga posible que esta solicitud de callar a Rafael Correa se salga de las redes sociales y, aunque suene inverosímil, se presente como solicitud formal, escrita y descarada; me adelanto para indicar que viabilizar, analizar o aceptar siquiera tamaña y atrevida solicitud, violentaría los derechos de Rafael Correa y por ende la Carta Magna y su Artículo 66 “Se reconoce y garantizará a las personas, el derecho a opinar y expresar su pensamiento libremente y en todas sus formas y manifestaciones”, ¡eso sí que sería un delito!
¿Se viola la ley si se dice la verdad?, ¡no!, se viola la verdad sino se respeta la ley. No hay un solo atisbo de mentira en las palabras de Rafael Correa, solo el malestar que ellas provocan en los farsantes. Verdades que desmontan mentiras y desarticulan la desinformación; que le hacen frente, por ejemplo, a la falsa “crisis”, con la que se llenan las playas en feriado y se llenan los centros comerciales los domingos, pero que los opositores han repetido más de las 100 veces necesarias para creerla cierta. Aquí una publicación de Rafael Correa, como ejemplo de las razones por las que callar la verdad es tan importante para sostener las mentiras.
“… Les duele reconocer que, en un tiempo récord, sin moneda nacional, sin paquetazos, con terremoto y 3.500 réplicas incluidas, logramos superar una severa recesión que afecto a toda América latina. Pero para los politiqueros debemos ser lo peor y estar en “crisis”, “exigen” que se torturen los números para que las cifras confiesen lo que quieren escuchar. Eso se llama deshonestidad intelectual, pero “lo mismo da un burro que un gran profesor” ¿Qué no se ha resuelto todo?, ¡por supuesto!, pero con la tercera parte de lo que nos pasó en los últimos dos años, los mismos de siempre quebraron al país en 1999.
¿Alguien de mi generación recuerda un cambio de gobierno sin un paquetazo? ¡Esa es la Revolución!”
Aún seguimos esperando la respuesta.
¿A qué le temen?, ¿a verdades como esa?, ¿a la verdad en su brutal esencia?, porque ella desnuda y sin armas destruye a cuanta mentira la hiere, la que es más justa, más cierta y peligrosa si la pronuncia una boca ¡que aun sacude las masas!
El terror, el pánico y el espanto se evidencian, se sienten, ¡se respiran! Habitan el aire de los pasillos de los medios mercantilistas y en la almohada donde en vano busca descanso, la conciencia turbia de los políticos opositores, de los atrasa pueblos, ¡de los derrotados!; miedo ante un hombre que no pudieron vencer, ante la palabra de quien esperaron desaparezca, de quien no imaginaron aún más fuerte, ¡de quien podría volver!

Por eso callar el grito de la verdad imploran, por eso atropellar sus derechos piden, porque abrimos los ojos, porque pasaron los 100 oscuros años de Neruda y el pueblo despertó, porque ya no les creemos, porque ya no los necesitamos, ¡sí!, ¡ni para madurar aguacates!

miércoles, 7 de junio de 2017

La profesión más extraña del mundo

Por Marisol Bowen
Escritora y cantautora 

Existe una profesión a la que no todos tienen acceso, porque no hace falta estudiar para alcanzarla, ni ser el mejor para triunfar; esa profesión no se aprende, solo se perfecciona, porque con esta profesión ¡se nace!

Esa profesión casi nunca deja herencias materiales, porque casi siempre se muere con ella como se empezó, ¡con nada! Pero a cambio deja la herencia más sublime, la que no tiene precio, por la que no se pelea nadie, la que no se hurta, ¡la que queda en la sangre!

Fotografía tomada de canal de youtube: LCMDDM
Con esa profesión no hay seguro social, no hay prestaciones, garantías, beneficios, ni la simple canasta en navidad; pero con esa profesión se lleva el pan a la mesa cada día.

Esa profesión no tiene horario de trabajo, no hay fines de semanas libres, el fin de año, la navidad, el cumpleaños de los hijos y el día de la madre se trabaja, no hay feriados y cualquier día de la semana es sábado. La empresa de esa profesión tiene puerta de entrada, pero no de salida, ¡ni de emergencia!

En esa profesión el jefe es la batalla, la energía, la fuerza, la resistencia, la entrega, el sacrificio, la disciplina y la fe. En esa profesión el jefe es el mismo ser humano que se refleja cada día en el espejo.

En esa profesión el peor enemigo es solamente otro con la misma profesión, cuando aún no ha entendido el valor que posee.

Esa profesión es la menos valorada, es agredida, es humillada, es devaluada, es denigrada, es robada, es subestimada y es burlada. Sin embargo, quienes la poseen la llevan con orgullo ¡como a la Bandera!

Esa profesión no tiene banderas políticas; sin embargo, es estigmatizada y a pesar de su libertad, no es libre.

Con esa profesión un día se come carne y al otro día solo pan, pero se come contento.
Con esa profesión no se tiene investiduras, ni cargos rimbombantes, pero quien la posee ¡representa a su Patria!

En esa profesión no hay certificado médico que justifique el cuerpo enfermo o el alma triste, en ella se cumple la palabra como un contrato y se ríe, aunque se quiera llorar.

En esa profesión se paga la factura de la soledad, porque para muchos que la miran es una profesión que no valió la pena.

En esa profesión incomprendida, se muere un día sin haber guardado nada, porque no hubo nada que guardar, se muere con dos o tres amigos cantando en un rincón acompañando el ataúd.

En esa profesión se muere tantas veces sin una flor siquiera, sin una lagrima sincera, sin nadie que regrese mañana a recoger alguna flor marchita pateada por el viento. Pero el nombre de quien la tuvo, señores, ¡se escribió en la historia para siempre!

Esa profesión es... ¡Artista!

miércoles, 24 de mayo de 2017

Tras diez años de Rafael Correa

Por Erik Mozo

No, no fue socialismo.
No, quizás no fue revolución. Queda pendiente ese debate.
Pero fue un quiebre histórico que no puede ocultarse, y que cambio el Ecuador de muchas maneras.
Solamente una vez he hablado con él, por cerca de 2 o 3 horas. Coincidimos en el almuerzo de fraternidad con Federaciones de Estudiantes en Carondelet, convocado por la Presidencia de la República. Coincidía también que mi periodo como presidente Nacional de la FEUPE (2016-2017), estaba justo 30 años después del de Rafael Correa (1986 - 1987), lo que hizo que estuviésemos en esa mesa directiva con algunos compañeros más.
Esa tarde transcurrió hablando desde equipos de fútbol, scouts, Federaciones de Estudiantes, historia de ciertos expresidentes de la FEUPE que también fueron presidentes del Ecuador, hasta los cambios que exigíamos en el Decreto 16, el cogobierno estudiantil por medio de una reforma a la LOES (lo que quizás molestó a algunos) y preguntas que llevaba guardadas algún tiempo sobre políticas puntuales como educativa (sobre todo educación inicial), política cultural y política industrial, ejes que considero pudieron tener mayor impulso.
Siempre es difícil apreciar la historia en su verdadera dimensión, sin alejarnos antes un tanto. Es prácticamente imposible, lo fue también durante ese almuerzo que tuvimos, y lo es con todas las apreciaciones que tenemos en determinados momentos ¿por qué? Porque todas las aristas móviles de una realidad 1) No pueden ponderarse antes de que terminan su cambio 2) no pueden sintetizarse en un criterio global antes de que se pueda ponderar individualmente cada una y 3) porque al estar inmersos en esa realidad hay muchas cosas, personales y colectivas, que no permiten que la veamos en su verdadera magnitud.
Rafael Correa cometió errores, negarlo sería fanatismo, pero también tuvo muchos aciertos históricos rotundos, negarlo sería una infamia total. Muchos de los aciertos y errores dependieron de él, Rafael Correa, la persona, pero muchos también dependieron de las condiciones tanto objetivas como subjetivas que posibilitaron el tomar ciertas medidas, e imposibilitaron tomar otras. En ambos campos, las nuevas generaciones tenemos el desafío inminente de la reinvención, lo contrario sería retroceder, y en el retroceso solamente queda un abismo para nuestra patria y su gente.
De todos los pendientes que se tienen, sin duda, resulta la transformación cultural el eje en el que se deben sostener todos los cambios. Transformación cultural que debe profundizar, sobre todo, nuestro amor propio y nuestro amor por la gente, con todos los grandes actos que deben devenir de ellos, todas las grandes conquistas y las grandes alegrías. Esta revolución cultural en lo práctico pero medular sigue pendiente en los sectores público y privado: Al público que no termina de dimensionar que en su accionar reside el bienestar de todos, sin posibilidad de intereses individuales que la mancillen, y al privado que cree que todos los beneficios "son suyos" porque se los ganó, sin dimensionar el rol inherente de la sociedad en la producción, y, por ende, los resultados colectivos que devienen de la misma.
Desde mi perspectiva, independiente - porque ni siquiera he trabajado en el Estado, ni pertenezco a partido político -, en la ponderación personal que tengo entre errores y aciertos, reconozco que estos 10 años, sobre todo para las clases históricamente más golpeadas, han sido claramente ganados. Pudieron ganar más, pero decirlo sin considerar los puntos anteriores no aporta mucho en la ponderación global de la praxis política, y si se consideran, debe debatirse, y no asegurarlo sin contraste.
Sin embargo, pese a que cerramos hoy un ciclo histórico del Ecuador, que indudablemente dependió de actores clave dentro del gobierno, sigo convencido de que si queremos cambios estructurales y definitivos en nuestra sociedad, estos dependen de alguien, fundamentalmente: De nosotros mismos.

martes, 23 de mayo de 2017

Conoce al Gabinete Ministerial de Lenín Moreno

Lenín Moreno será posesionado como Presidente del Ecuador este miércoles 24 de mayo. Un día antes de ello, confirma su gabinete ministerial, secretarías ejecutivas y técnicas y otras autoridades. Todo ello junto un mensaje a las y los ecuatorianos:


"Queridas ecuatorianas y ecuatorianos, en las últimas semanas, con mucha responsabilidad, he trabajado en la conformación de nuestro Gabinete de Gobierno. Un Gabinete que refleje el sello de esta nueva etapa en la historia del país y de nuestro proceso político: pluralidad, unidad y diálogo. Un Gabinete integrado por hombres y mujeres profesionales, militantes de la Revolución Ciudadana, representantes de distintas expresiones sociales y políticas, de empresarios y de pueblos y nacionalidades. Este Gabinete tendrá el compromiso de servir al pueblo, de consolidar el desarrollo nacional, generar empleo digno y avanzar en la erradicación de la pobreza".


viernes, 19 de mayo de 2017

¡Vergüenza ajena!

Por Marisol Bowen

Hay cosas que se olvidan a fuerza de tiempo o porque nos viene en gana. Cuando esto ocurre, es menester refrescarnos la memoria, para que el monstruo inaudito de la ingratitud ¡no nos devore el alma!
Cuando Ecuador sufrió el terrible terremoto del 16 de abril, en mitad del desastre, de la Patria en estado de excepción, varias provincias destruidas, escombros, sobrevivientes, desaparecidos, dolor, llanto y 668 víctimas mortales. Nuestra Patria mal herida pedía auxilio en el silencio de su desgracia. Fue entonces que el primer país hermano nos escuchó y las palabras de su Presidente fueron “Dispongo activar de manera incondicional la solidaridad con el pueblo y el gobierno de la República del Ecuador”, y así fue.
Un día después del siniestro, el 17 de abril, envió el primer avión con ayuda humanitaria para Ecuador. Un avión con una veintena de rescatistas a bordo, el grupo humanitario “Simón Bolívar” conformado por especialistas en rescate y emergencias médicas para socorrer a las víctimas; así como médicos, paramédicos, operadores con drones para la búsqueda de sobrevivientes, 10 bomberos especializados, doce especialistas en estructuras colapsadas, alimentos y medicinas.
El 18 de abril, dos días después, envió el segundo avión a Ecuador en el que llegaron: más rescatistas del grupo humanitario “Simón Bolívar”, elementos de las Fuerzas Armadas de ese país hermano, bomberos especializados, cámaras de última tecnología para la búsqueda de víctimas entre los escombros, equipo pesado para rescate, cámaras térmicas y plantas eléctricas.
Ese mismo día, el 18 de abril, ese mismo gobierno envío un tercer avión con ayuda humanitaria para Ecuador con agua, alimentos, plantas eléctricas y un nuevo grupo humanitario de 70 personas entre médicos, paramédicos y rescatistas. Sumando un total de 130 rescatistas y perros adiestrados para recate, hasta ese momento.
El 20 de abril, cuatro días después, aquel gobierno hermano, envió un cuarto avión con ayuda humanitaria para Ecuador. Un avión con un equipo conformado por rescatistas, socorristas, médicos, enfermeros, paramédicos, soldados de la Fuerza Armada Nacional de ese país especializados en búsqueda y rescate, unidades motorizadas para ayuda inmediata en zonas complejas, plantas eléctricas, agua y alimentos.
El 23 de abril, siete días después, tras una semana completa de apoyo incondicional; ese mismo gobierno hermano envió un quinto avión con un nuevo contingente de ayuda humanitaria a Ecuador. En este avión llegaron 10 médicos especialistas en emergencias avanzadas, 59 paramédicos y especialistas ATD.
El elemento humano enviado por ese hermano país, con su apoyo irrestricto de Patria grande, pudo rescatar el 90% del material en un hospital derrumbado, con el que construyeron un centro de salud improvisado para atender a las víctimas ¡y donde pudo nacer un niño! Trayendo consigo el mensaje de la vida ante un desastre que nos marcó la historia.
Ese primer mandatario que nos tendió su mano inclaudicable, que nos demostró que la hermandad es más que una palabra salida de la retórica política. Aquel que fue el primero en enviar su contingente humanitario, el que nos envió cinco aviones cargados de esperanza y al que le debemos tantas de las vidas que se rescataron en el desastre, es el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro.
En ese contexto y con ese preámbulo tan extenso como cierto, le dedico este artículo virtual a lo inverosímil, a lo desgarradoramente insensato, a lo inhumano, a la memoria del injusto y al monstruo terrible de la ingratitud. Lo intenté ¡lo juro!, buscarle un nombre preciso a lo que algunos pretenden hoy, pero no pude sino encontrar palabras !que hasta mi pluma repudió!
Hoy que la herida ya no sangra, que retomamos las fuerzas, que nos levantamos y nos secamos las lágrimas; hoy que el terremoto no es más que un día gris en la memoria, y que los que olvidaron lo que el primer mandatario venezolano hizo por nosotros, hacen gala de la más descomunal miseria humana, invitando a rechazar la presencia de ese mismo Presidente a la posesión de Lenín Moreno, ¡se me retuerce el alma de vergüenza ajena!
Nicolás Maduro, no es más que uno de tantos presidentes hermanos que estará presente en la posesión del Presidente de la República del Ecuador, con una clara diferencia, él libra actualmente una batalla campal contra los golpistas y depredadores de los Gobiernos Revolucionarios Progresistas. Una batalla que se fue cociendo de a poco en la olla miserable de la oposición fascista más espeluznante, quienes a punta de banderas de sangre insisten en su fallido golpe de Estado. Lo que ha desencadenado en protestas lideradas por los mismos de siempre; esos a los que les arrebató el poder el Comandante Chávez. Protestas denominadas como “Guarimbas”. Tras un proceso de presión mediática, política y social, que a punta de insistencia ha vencido la verticalidad y fortaleza de algunos corazones y espíritus revolucionarios. Presión que ha logrado en gran medida su objetivo ¡cegar y dividir!
No conforme con esa batalla que libra cada día la hermana Venezuela, es inconcebible que haya quienes pretendan protestar en el aeropuerto de Quito y rechazar la presencia del presidente Nicolás Maduro. Actitud plena de cobardía e ingratitud; una contundente falta de respeto a la soberanía y el derecho de un Mandatario que llega representando a un pueblo hermano.
Tal decisión, no es más que la injusta intromisión en los asuntos internos de un país libre y soberano; la suma incomprendida de hermanos contra hermanos, la invitación descabellada a la guerra en cualquier proporción ¡pero guerra!, violando la Constitución de la República en su artículo 5 que establece que !El Ecuador es un país de paz!.
¿Que el Municipio de Quito no le entregará las llaves de la ciudad?, no podemos esperar menos de un alcalde cuestionado. Enhorabuena, en esta Patria Grande sin puertas ni fronteras ¡ya no necesitamos llaves!
Por falta de memoria es que existen los ingratos. Ya bastante tiene esa patria hermana con una oposición fascista incontrolable, como para que también nosotros disfrazados de “solidarios”, hagamos el papel de malos vecinos, ¡ante la incapacidad de ser buenos hermanos!
Como si con eso fueran a desparecer a Leopoldo López, que desde su guarida con rejas sigue causando destrozos, como si con eso fueran a revivir a los 43 muertos que dejaron las guarimbas del 2015 comandadas por él. Como si con eso fueran a detener la guerra especulativa y el acaparamiento de la comida creados por el millonario empresario Lorenzo Mendoza. Como si con eso fueran a detener a Lilian Tintori, sus mentiras, sus giras instigadoras y su lucha por la libertad de su marido asesino. Como si con eso fueran a detener el ataque golpista perpetuo de Capriles, Ramos Allup, Julio Borges, María Corina Machado y toda su gavilla, quienes actualmente lideran las guarimbas desestabilizadoras en la hermana Venezuela; revueltas que ya llevan 46 muertos. Como si con eso fueran a evitar que Estados Unidos siga financiando y fraguando ¡esa guerra fratricida!
 ¿Quieren rechazar la presencia del presidente Nicolás Maduro, a pesar de haber recordado lo que ya habían olvidado?

Estamos en un país libre y democrático, ¡vayan!, al fin de cuentas que hasta que vuelva a temblar la tierra ¡no lo necesitamos!, ¡vayan!, expriman lo que tienen en el alma y griten ¡fuera!, si les faltó corazón para gritar ¡Gracias!

martes, 16 de mayo de 2017

La madre y su condena sin juicio

Por Marisol Bowen

Escritora y cantautora

El día de la madre según su origen contemporáneo, es una celebración réplica importada de Estados Unidos. Al igual que otras celebraciones. La fecha varía de acuerdo a cada país. En Ecuador, por ejemplo, es el segundo domingo de mayo. Bien claro y estipulado como para no perderse.

En tanto que en su origen anacrónico, nos remontamos a la antigua Grecia, donde Rea, la madre de los Dioses Zeus, Poseidón y Hades, recibía honores. Mientras que en el campo religioso, los católicos tomaron esta celebración para honrar a la madre de Jesús, la virgen María, declarándola cada año como la madre de todos los católicos.


Después de todo un proceso histórico de eventos en torno a la alusiva fecha, el entonces presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, declaró oficialmente el Día de la madre en 1914.
Inicio este articulo virtual, repasando lacónicamente la historia de esta fecha. Una fecha que tiene como regla, ser el día en que los hijos aman y las madres somos felices; una regla que no siempre mantiene su verticalidad, porque suele ser un árbol torcido en mitad de la inmensa vegetación de las realidades. En otras palabras, no todos los hijos aman, ni ese día ni nunca y no todas las madres son felices.

Es necesario acotar que esta no es una contextualización exclusiva de los hijos, muchas veces cuervos listos para sacarle a la madre los ojos. Sino también de madres que, por extrañas razones, carecen de esa maravillosa naturaleza.

Yo que soy madre, tomo en consideración que la palabra “bendición” según la RAE significa “la protección de Dios y su espíritu santificador sobre una persona”, es decir, sanación, calma y paz y en su máxima expresión. Por eso me pregunto ¿a qué iluminado se le ocurrió decir que los hijos son una bendición? Antes que me caigan a pedradas, es necesario explicar las razones de mi pregunta, y para empezar, nada mejor que un viejo proverbio a modo de sentencia, “Desde que pariste, no comiste ni dormiste”

Primero que, más allá de los dulces vídeos y las tiernas fotos de un vientre en gestación, está la realidad que vivimos con ese vientre cada vez más grande, el dolor en la espalda, las náuseas constantes y finalmente el parto, que bien se apega al castigo bíblico “Parirás con dolor”, ¡y vaya que fue muy cierto!. Créanme que nada se asemeja a tal dolor. Ahora no me vengan con los cólicos renales por calculitos pendejos - que también los he tenido - ese es solo comparable con el dolor del primer centímetro de dilatación ¡y son diez!

Luego el bisturí cortando la carne sin anestesia para que salga el bebé, porque aunque la usaran no serviría de nada. Horas y días interminables del más terrible sufrimiento, eso en el caso del parto normal, porque la cesárea aunque no tenga martirio igual, tiene un sufrimiento posterior que también es sufrimiento. Lo magnifico e inexplicable de todo esto, es que luego de haber sobrevivido a la hazaña más cruel de la naturaleza; aun con el corazón en la garganta, lágrimas en el rostro y dolor en todos los huesos; tenemos las fuerzas para tomar ese pequeño ser en nuestros brazos ¡y darle un beso! El primer beso, el que nos ata al cordón umbilical ¡De por vida!

Posteriormente llegan las noches infinitas de desvelo, los paseos por la casa a las tres de la mañana hasta que se duerma, nuestra cara pegada de la cuna con el miedo aterrador de que no respire, las gripes y esos transparentes moquitos que nos matan de nervios, las fiebres que nunca faltan y los pañitos de agua fría toda la noche. Luego, con un luego no tan lejano, vienen los besitos sanadores de mamá en las rodillas raspadas y el “sana sana colita de rana” en los chichones. Todo un viacrucis interminable, hasta que llega la adolescencia, ¡Ah ya crecieron!, le murmuramos con esperanza a nuestro iluso interior, sin imaginar que lo peor está por empezar. Ahora iniciamos una batalla contra la rebeldía absurda del que aún se ensucia la espalda cuando va al baño, pero que cree saberlo todo; y la pelea a plomo y sangre con los “amigos” descarriados que nos roban la paz y a nuestros hijos. El susto del primer tatuaje y el piercing horroroso. Los paseos del colegio donde por primera vez los dejamos solos - para que no se burlen sus compañeros - y nos quedamos mirando a nuestra pobre alma colgando de un hilo, devorándonos las uñas frente al reloj, mientras ellos se broncean.

Después superan la pubertad y respiramos a bocanadas el oxígeno que tantos nos hacía falta, pensando haber vencido, otra vez ¡Ah ya crecieron!, le murmuramos con esperanza a nuestro iluso interior, sin imaginar que lo peor está por empezar.

Luego, con un luego no tan lejano, se van de casa, ya sea porque se quieren ir, porque se casan o porque van a la universidad. De cualquier forma empezamos otro tormento; no hay un solo día que nos sentemos en torno a la mesa y antes de disfrutar la primera cucharada de comida, no nos preguntemos ¿ya habrá comido?, ¿tendrá hambre?, y comemos por vivir. Nuestra vida ya no es vida, pasamos a ser almas en pena ¡pero vivas! 

No hay una sola noche que antes de cerrar los ojos no pensemos en que quizás tiene frío y no estamos ahí para arroparlos mientras duermen. Tragamos grueso, apretamos los ojos para no llorar y oramos, porque esto es algo que realmente aprendimos el día que nacieron. Al día siguiente continúa el tormento. Nos imaginamos el tráfico, los irresponsables al volante y a nuestros hijos cruzando la calle. Nos imaginamos a los delincuentes frente a nuestros pequeños adultos, armados cual Rambo hasta los dientes y apuntando su arsenal para robarles la mochila, el celular ¡o nuestras propias vidas! 

Todo en una selva de cemento, donde están ellos, vulnerables ante el mundo cruel del que no pudimos salvarlos; y volvemos a orar temblando, con un miedo que inventamos, que imaginamos y que habita perpetuo en el alma. Miedo de todo, miedo de todos, un miedo aterrador que con todos sus clavos y látigos, nos ha crucificado al mismísimo Jesús en la boca. Lo único que vencimos en esta ruta maternal incomprendida, fueron las palabras más absurdas del mundo, “No lo sobreprotejas”, ¿Acaso hay cómo?, “Ya están grandes”, ¡Por Dios!, como pueden decirle eso a una madre a la que su hijo de 1.80 ¡todavía le cabe entre los brazos! Así entendemos, a punta de palo y piedra, que no importan los años que pasen, si hay algo que una madre no podrá exclamar jamás es ¡Ah ya crecieron!

En ese infinito mundo de constantes sufrimientos estamos nosotras, firmes y rudas como nadie; las que aparentamos ser más débiles que una hoja al viento, pero que somos capaces de matar por un hijo de ser necesario y con las torturas más crueles e inimaginables, las que aguantamos más allá de lo que el cuerpo puede, hasta de forma sobrehumana. Recuerdo con esto, la historia de una mujer que levanto un auto con sus propias manos, para sacar a su hijo de entre las ruedas. Una historia real que inspiró al dibujante Jack Kirby a crear, en 1962, al famoso Hulk. Un acto al que él llamó “Desesperación”, pero que realmente se llama ¡Amor!. Tenía que ser hombre, para equivocarse tan feo.

En todo caso, ahí estamos nosotras, las que sacamos nuestra fuerza desde las entrañas, las que perdonamos aun sabiendo que deberemos repetir el perdón una y mil veces, porque aprendimos a orar, pero no aprendimos jamás a vivir sin ellos, nuestros hijos. Sin importar lo que hagan y aunque los castiguemos, en el fondo de nuestro corazón ¡Ellos siempre serán inocentes!, porque nuestra misión no es juzgarlos ¡sino a salvarlos!

De ahí que tal amor no tenga parangones, no hay abecedario que lo alcance, ni palabras que lo describan; por eso en las medidas del amor, cuando un mujer pierde a su esposo es viuda, cuando un hijo pierde a su madre es huérfano, pero ¿Cómo se llama a una madre que pierde a su hijo?, ese dolor es solo como su amor ¡Y no tiene nombre! Es ese dolor el que nos aterra cada día y con el que dormimos y despertamos. Usted quizás se ha preguntado, ¿porque el surco en el medio de la frente de su madre, es la primera arruga que aparece?, no es una arruga, es la huella que dejaron sus manos ¡De tanto rezar!

¿Dónde está la bendición entonces? Está ahí, justo en frente. Durmiendo en sobresalto, pegada a las rejas de una cárcel para regalarle un beso a su hijo preso, preparando la lonchera, enferma pero en pie, batallando cada día, llorando a escondidas, preparando la cena, tendiendo las camas, lavando la ropa, durmiendo a los niños, limpiando la casa, corriendo al trabajo o caminando lento en su casa vacía; la bendición está siempre ahí, casi invisible, imperceptible y muchas veces olvidada, pero está. Porque señores, si hay una bendición, ¡Esa es la madre!

Aquí estoy yo, madre también en estas letras. Rompiendo paradigmas, diciendo la verdad que muchas callan ¡Por miedo a otra condena sin juicio! Porque no fuimos bendecidas, ¡no señores!, fuimos condenadas hasta el fin de nuestros días, ¡Al amor más grande del mundo!

¡Dedicado a todas las madres que morimos amando!

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